viernes, 30 de octubre de 2020

Lo que he aprendido de Darwin para aplicar en mi vida.

En esta ocasión, no vengo a hablar sobre el "Origen de las especies" ni de la "Expresión de las emociones en los animales y en el hombre", ni del naturalismo inglés ni tan siquiera de Psicología, sino de: ¿Qué me ha enseñado Darwin, en lo personal, para mi día a día?

¡Para con esa autoexigencia de que debes "acertar" con tus estudios, que debes seguir con los pasos marcados o establecidos!

Darwin empezó Medicina para seguir con la tradición familiar -sin éxito- y tampoco le conmovió la carrera eclesiástica, a pesar de que los frenólogos de la época, tras la observación de fotografías de su craneo, vaticinaban, según sus propias palabras, que «tenía la protuberancia de la reverencia desarrollada como para diez sacerdotes».

Varios cursos en Edimburgo y Cambridge... y reconoce que sus años universitarios fueron una pérdida de tiempo, salvo que disfrutó, que creó un buen círculo de contactos y que las interacciones y su tiempo personal de lectura le complacieron. 

 ¿Te suena?

Y en cambio, la experiencia que le cambió la vida, fue la oportunidad de incorporarse a la expedición del Beagle entre 1831-1836 para dar la vuelta al mundo como naturalista, observando diferentes fenómenos geológicos y biológicos.

¡Y a punto estuvo de no subirse a bordo! Él estaba entusiasmado con la oportunidad, pero su 'seleccionador', Fitz-Roy , «era un discípulo apasionado de Lavater y estaba convencido de que podía juzgar el carácter de un hombre por la configuración de sus facciones y dudaba que una persona con una nariz como la mía tuviera la energía y decisión suficientes para hacer la travesía.» 

¿Sabría Fitz-Roy que no era buena idea basarse en técnicas sin evidencia para 'seleccionar'?

Charles aprendió, basándose en su propia experiencia (por contingencias) y por publicaciones científicas de la época, cómo registrar sus observaciones, cómo plantear sus hipótesis, cómo analizar y cómo publicar (¡y sin normas APA!)

Siempre desde una perspectiva crítica: «De acuerdo con el nivel de nuestros conocimiento es en aquellos tiempos, no era posible ninguna otra explicación; y mi error fue una buena lección que me enseño a no confiar jamás en el principio de exclusión en el terreno científico.»

Darwin destaca en numerosas ocasiones la importancia de sus relaciones personales: amigos y compañeros destacados en los campos científicos de la Inglaterra de la época, de quién obtenía feedback, con quien debatía y de quien aprendía.

¿Cómo? ¿Que el networking no es una cosa del siglo XXI, ni de Linkedin? 
I'm afraid not, darling.

Que hay que rodearse de gente, pero sobre todo de buena gente: por lo que aportan, por lo que suman y por lo que te hacen ser.
 
¿Darwin y el síndrome del impostor? 
Un poco sí. Él se consideraba un poco 'mindundi' (se pasaba veranos cazando y leyendo un par de libros, como mucho) y no se creía merecedor de estar con semejantes personalidades, hasta que su autoverbalización cambió a "algo tendrán que ver en mi".
 
Personalmente, sus lecturas me han acompañado, me han emocionado, me han hecho reir y sobre todo, pensar. 
¿Y qué pesaba él? 
 
«No me cabe duda de que, en conjunto, mis obras han sido una y otra vez sobrevaloradas.» 
 
¿Perdona?
 
Y hasta tiene un consejo para nuestros días de Twitter, que él recogió de Lyell: «me aconsejó firmemente que no me enredara en polémicas, pues raramente se conseguía nada bueno y ocasionaba una triste pérdida de tiempo y paciencia.» (No se hacía una idea...)
 
Pero os confieso que su perspectiva más valiosa y que a mi me ayuda a restar culpabilidad y a dejar de castigarme y mortificarme es: «decirme a mí mismo ciento de veces que “he trabajado tanto como podía y lo mejor posible, y que nadie puede hacer más que esto".»
 
El motivo de esta retahíla (gracias por leer hasta aquí ), es porque en plena crisis personal, escapada en Porto, me he encontrado con esto. 

 

*Redefine tus conceptos*

Quizás a alguien también le pueda servir como aliciente, aunque sólo sea para leer a Darwin.